Durante estas semanas estuve conversando con una cantidad de personas, escuchando -incluso leyendo- cómo se sienten altamente presionados por las exigencias de sus supervisores en cuanto a demandas y productividad en este contexto de pandemia.
Algunos, asegurando que han dado claras muestras de sostener e, incluso, mejorar su productividad -como un mecanismo de evasión, en más de una situación-. Aún así, sintiendo que a sus jefes eso no les alcanza: el sólo hecho de que “no los puedan ver” pareciera que les despierta una especie de paranoia y comienza la persecución. Me surgen interrogantes de si existía una confianza previa en este vínculo, de si ese supervisor realmente “persigue” por los resultados necesarios o por necesidad de sentir que tiene todo bajo control -algo que ciertamente viene a tirarnos por la borda esta pandemia- por no saber o poder delegar, de si ese colaborador tiene a su alcance la posibilidad de dialogar, negociar y llegar a un acuerdo para mejorar la situación laboral y reducir la presión o exigencia.
Por otro lado, personas sintiéndose abrumadas por la cantidad de actividades escolares de sus hij@s, que se suman a las actividades del hogar, que se suman a las actividades laborales, y a jefes o empresas que les trasladan exigencias que no serían acordes a la realidad tangible de cada un@ en sus ámbitos de encierro.
Y, como esos, varios ejemplos más. Sí, es cierto que hay que producir, trabajar, facturar. Sin embargo, para poder obtener todo eso, hay necesidades y pasos previos. Hoy necesitamos poner como prioritaria la salud: la de la población de riesgo, la de nuestros afectos, la propia.
¿Cuál sería el punto de equilibrio?
No existe un punto de equilibrio como tal, sobre todo porque cada quién tendrá su mirada respecto de qué más y qué menos, pero lo que sí nos da ahora una nueva oportunidad es el reforzar la calidad de humanidad, ante todo. Con base en eso, un mundo en tus manos.
Tanto si tu empresa está lidiando por primera vez con el homeoffice forzadamente por el contexto, si tu empresa ya venía a la vanguardia en ese sentido o, bien, si por la naturaleza de las actividades sencillamente requiere continuar operando de manera in situ, medir la productividad de los trabajadores en este entorno con los mismos parámetros que antes de la cuarentena es, como poco, errado.
Es lógico reaccionar a la defensiva en primera instancia y considerar que nos llevamos la peor parte, pero esa es una mirada que simplemente nos posiciona en lugar de víctimas sin lograr resolver, ni mucho menos ayudar al otro.
Claro que necesitamos producir, pero necesito que sepas esto: tu situación no es peor que la de los demás. En este contexto, tu situación es tan compleja como la de cualquier otr@. Si pudiéramos mirar al costado, veríamos que no somos l@s únic@s que necesitamos una mano. Lo mejor de esto, es que también podemos tenderla.
Es verdad que todo empresario o emprendedor que cuenta con colaboradores tiene una responsabilidad diferente sí, y mayor en cierto sentido. Y también tengo la certeza de que si tenés una empresa y colaboradores, tenés muchas más posibilidades en tus manos para contrarrestar, neutralizar o, al menos, frenar un poco esta amenaza que nos llega a tod@s.
¡Cuántas empresas han logrado sacar con esto mucho más que publicidad demagógica! Y, eso, es porque han puesto el foco en lo prioritario.
Empresas que han resuelto rápidamente la contención psicológica de sus colaboradores mediante la contratación equipos terapéuticos, o que ante la baja en su producción han optado por producir bienes de gran necesidad en este momento asegurando el puesto de trabajo de los trabajadores y al mismo tiempo haciendo un gran aporte a la sociedad, y, así, varios otros ejemplos.
La capacidad de respuesta de tu PyME y de sus trabajadores a esta situación excepcional es un gran indicador de cómo se ha venido gestionando a tu equipo en la empresa.
Preguntas que toda empresa debería hacerse para clarificar el foco en este momento
Siempre, contextualizar
¿Conocés a tus colaboradores? ¿Qué sabés de ell@s?
¿Sabés dónde y cómo viven? ¿Si viven en un barrio tranquilo, en un barrio ruidoso? ¿Si viven en un departamentito pequeño, o en un lugar con espacios amplios y bien iluminados?
¿Sabés con quién(es) viven? ¿Sabés si viven sol@s? ¿Sabés si conviven con pocas o con muchas personas?
¿Sabés si se sienten bien donde viven y con quien(es) viven?
¿Sabés si tienen hij@s? ¿Sabés si viven con sus hij@s y están distribuyendo su tiempo entre padres, trabajadores y darles clases? ¿O, incluso, si están privados de verlos durante el aislamiento?
¿Cuánto cambió su contexto de trabajo en esta situación?
Sobre las herramientas y procesos de trabajo
Si están trabajando desde casa:
¿Conocían tus colaboradores las herramientas que hoy están usando para trabajar online? ¿Vos ya conocías esas herramientas? ¿Alguien se las enseñó o las tuvieron que descubrir y empezar a experimentar?
¿Los procesos y sistemas de la empresa estaban adecuados previamente para este tipo de trabajo a distancia? ¿O se tuvieron que ir armando y acomodando sobre la marcha?
O, tal vez, todavía están haciendo malabares porque aún no han podido adecuarlos. Si es así, grandísima oportunidad de simplificar procesos, de modernizarlos, de innovar en miras a un futuro mejor para tu PyME.
Si están asistiendo a su espacio de trabajo habitual:
¿Cómo se siente respecto de tener que salir de casa en este contexto y, en caso de no vivir solo, cómo evalúa la posibilidad de poner en riesgo a sus convivientes durante este aislamiento?
Da lo mismo si tu empresa ya venía trabajando a distancia y tenía todos sus procesos adaptados para este contexto porque, lógicamente, hoy tus colaboradores probablemente están compartiendo su “oficina” con otros actores ajenos a tu empresa… Y, además, si no lo habías considerado, aun viviendo sol@s y estando acostumbrad@s al homeoffice este contexto nos interpela a tod@s, como mínimo, desde la emocionalidad: es decir, no se puede medir con igualdad de parámetros la productividad cuando no está en igualdad de condiciones el contexto.
Entonces, esto también es una oportunidad de acercamiento
¿Sabés cómo se sienten, qué piensan, cuáles son sus preocupaciones ahora?
¿Hablás con ell@s? ¿Sabés si tienen con quién hablar?
¿Valorás su aporte a tu PyME? ¿Ell@s saben cuánto?
Del 1 al 10, ¿cuánto confiás en tus colaboradores?
Del 1 al 10, ¿cuánto creés que ell@s confían en vos, o en sus referentes dentro de la empresa?
¿Contás con ell@s? ¿Ell@s saben que cuentan con vos?
¿Tenemos clara la prioridad?
Si hay algo que necesitamos aprender ahora -entre muchas otras cuestiones- es que hay cosas que van a ser prioritarias siempre, aun cuando las olvidemos en nuestra vorágine cotidiana: la vida, la salud, las personas, los vínculos, el respeto y el cuidar a l@s demás.
Me encantaría saber que están bajo tu protección, de alguna manera, y que están trabajando codo a codo en encontrar la manera de sostenerse mutuamente, como personas y como empresa.
Me encantaría saber que sí conocés a tus colaboradores.
Me encantaría saber que sí confiás en ell@s, y que esa confianza es recíproca.
Me encantaría saber que cuentan con tu empatía y solidaridad, y viceversa.
El mejor desafío va a ser repensar a tu PyME como un espacio de trabajo sano, enriquecedor, de desarrollo y sostenimiento mutuo.