¿Viste cuando querés huirle a las emociones y a esos estados de ánimo que “a nadie le gustan”?
Algo muy común es que busquemos evadir eso que sentimos, buscando taparlo. Algunas acciones típicas para evadir lo que el cuerpo está manifestando:
Cargarte de productividad obligada (no necesariamente siendo workaholic, aunque incluyendo sí el workaholismo ¡de una!)
Taparte la agenda de actividades (no sólo laborales)
Perderte viendo TV / series / películas
Recurrir a vicios “químicos” como tomar alcohol, fumar, consumir drogas / medicamentos
Perderte escroleando / deslizando en Instagram, Facebook, apps de citas, etc.
Jugar a los videojuegos
Dormir, dormir, dormir
Comer solo para “tapar” sensaciones
A varias de estas las he vivido en carne propia, aunque de la que de verdad necesito protegerme es la de jugar a los videojuegos 🤭
Lo vas a evadir todo lo que quieras, pero es como si quisieras esconder la basurita bajo de la alfombra: en algún momento hay que hacer esa limpieza o te va a terminar ocupando toda una habitación por acumulación.
Detrás de cada emoción hay una necesidad
Es que no me gusta estar así
Para empezar, creo que no nos gusta estar así porque probablemente no hemos aprendido a gestionar ese “así”.
El tema es que decir que no te gusta es simplemente una frase descriptiva que no implica ningún cambio, no invita a la acción siquiera: representa resistencia, negación, necesidad de evasión, molestia, regodeo en el malestar, más disgusto, tal vez culpa, (auto)rechazo…
Vale siempre la aclaración de que al hacer estos pasos no significa que se va a ir la emoción incómoda necesariamente. Eso va a depender de diferentes factores (qué la dispara, la profundidad de la emoción, «el peso» que vos le dés a esa situación, el tiempo que hace que la venís evadiendo, etc.).
Podés repetir estos pasos las veces que consideres necesarias para que vaya siendo cada vez más clarificador y sanador.
Es super importante que te recuerde que siempre tenés la posibilidad de atravesar el proceso con ayuda profesional.
Recurrí a ayuda profesional
Sólo vos sabés cuándo es momento de recurrir a la ayuda profesional.
Aun así, tené en cuenta que es mejor que prevengas que se profundice el malestar y que puedas atravesarlo de la mano de personas formadas y especializadas.
Si te dejás para después, el proceso puede ser más complejo.
¿Tenés consciencia de que lo que estás sintiendo está expresando algo?
Detrás de cada emoción hay posibilidad de transformación y de acción
Te invito a ir a lo profundo y resurgir
Después de darte ese momento de evasión que no resuelve, te propongo cambiar el foco: que tomes la decisión de echar luz sobre aquello que está buscando salir por medio de tu emocionalidad.
Te dejo 6 pasos:
Modificá la manera en que te referís a lo que estás atravesando: en vez que “no me gusta sentirme así (o símil)”, ¿cómo podrías expresarlo de una manera que te signifique comprensión, compasión, (auto) abrazo, permiso?
Permitite SENTIR. Transitá las emociones que se te manifiestan (ojo, sin “quedarte” en ese espacio emocional).
Reconocelas sin juicio, simplemente transitalas y buscá identificarlas: ¿qué sentís?, ¿cómo se te manifiesta en el cuerpo (en qué partes, con qué sensaciones)?
Después de haberlas experimentado, ahora sí: buscá reconocer de dónde vienen. ¿Qué te hace sentir así?, ¿qué disparó este malestar?, ¿hay alguna acción / persona / situación / Después de haberlas experimentado, ahora sí: buscá reconocer de dónde vienen. ¿Qué te hace sentir así?, ¿qué disparó este malestar?, ¿hay alguna acción / persona / situación / decisión que estés evitando? Algunas de estas preguntas pueden ayudarte.
Si no identificás de dónde vienen, no te esfuerces ni te castigues: simplemente comprendé que están ahí por una finalidad aunque todavía no puedas reconocerla.
Después de transitarlas, elegí moverte hacia emociones más amigables para vos. Sólo cuando las hayas transitado vas a poder moverte: mientras las estés evadiendo van a quedarse por ahí, en el detrás de escena, tal vez de manera silenciosa en un principio y tomando más protagonismo cada vez.
Evadirse sirve… ¡un rato! Es necesario mirar de frente eso que necesita ser visto / reconocido.
Como ese perrito que te pide comida que, por equis motivo, no le estás dando: un ratito va a dejar de pedir, pero luego va a intentarlo de nuevo. Y cada vez más intensamente porque cada vez es mayor el hambre… (no me gusta la analogía, porque me pongo triste por el perrito, pero es la más gráfica que se me viene a la mente).
Si no identificás de dónde vienen, no te esfuerces ni te castigues: simplemente comprendé que están ahí por una finalidad aunque todavía no puedas reconocerla.
Anclate en el presente. Preguntate dónde estás, en qué momento / etapa / lugar de tu vida. Agradecete por haber llegado hasta acá. Felicitate, mimate.
A partir de ahora tenés un potencial enorme para elegir cada nuevo paso: ¿qué acciones quisieras tomar con lo que te han venido a mostrar tus emociones?, ¿hacia dónde querés ir?, ¿las acciones y decisiones que estás tomando te acercan en esa dirección?, ¿qué necesitás cambiar?, ¿qué acciones y decisiones nuevas querés tomar?